“Mi objetivo era estudiar hasta el cuarto período, era el
tiempo necesario para que él socializara, pero no me dejó rendirme y estuvimos
juntos hasta el final”.
Cuando uno se convierte en padre o madre, lo que menos
quieres es que tus hijos sufran. Sin embargo, no siempre se puede estar a su
lado o encerrarlos en una burbuja alejados del mundo. Por esto mismo toca
dejarlos volar y experimentar cosas fuera de casa y en la escuela.
Aún así, existen pequeños grupos de infancias que no pueden
desarrollarse de la misma manera. Los niños con necesidades educativas
especiales enfrentan otra gran cantidad de problemas en su preparación escolar.
Es así que muchos padres necesitan estar ahí para ellos o les es más difícil
dejarlos partir.
Luis Felipe Soares, un hombre brasileño de 47 años, es
técnico industrial y reside en Vitória junto a su pareja e hijo, Lucas
Weberling. Cuando Lucas tenía 12 años fue diagnosticado con el espectro
autista, específicamente Asperger.
Durante toda su etapa escolar y secundaria, Lucas fue objeto de acoso y
burlas por ser diferente.
Debido a su condición también fue víctima de
discriminaciones y prejuicios. Por lo que cuando expuso a sus padres su deseo
de ser abogado al igual que su madre, ellos sintieron que no había otra opción
más que apoyarlo en su vida universitaria.
A pesar de ser padre de tres hijos, los dos restantes siendo
menores que Lucas, Luis Felipe decidió entrar a la universidad para estudiar
junto a su hijo. En 2016, Luis se inscribió al mismo tiempo que Lucas en el
plantel, sabiendo que su presencia ayudaría a fortalecer la confianza y la
capacidad de socialización de su hijo.
Lucas al presentarse en el salón de clase frente a sus
compañeros reveló que tenía Asperger y que no tenían que ver su condición como
una limitane: “Evolucionamos como personas y como sociedad a través de la
convivencia y la inclusión”, dijo posteriormente este joven que en la
actualidad tiene 23 años, tiempo después de ese memorable momento.
“Estaba muy nervioso y ansioso por volver a la escuela, más aún en un área que está tan lejos de la mía, ya que soy un egresado exacto.
Pero Lucas me calmó con su serenidad. Mi objetivo era estudiar hasta el cuarto período, era el tiempo necesario para que él socializara, pero no me dejó rendirme y estuvimos juntos hasta el final (…) Lucas era otro alumno de la clase. Todo el trabajo y las pruebas se hicieron por igual. Completó el curso con su esfuerzo”– Luís Felipe Soares a Noticias UOL–
Tras años de esfuerzo y estudio, ambos lograron graduarse de
la carrera de leyes en la Facultad de Derecho de Espírito Santo, en Vitória,
recibiendo su diploma en febrero de 2021.
A pesar de que una de las principales preocupaciones de Luis
Felipe era las habilidades sociales de su hijo, Lucas no tuvo mayor problema.
Se podría decir que estaba más nervioso el padre que el propio hijo. De hecho,
cuando las clases pasaron a la modalidad virtual gracias a la pandemia, Lucas
incluso llegó a extrañar a sus compañeros.
“El primer día de clases estaba temblando. Estaba muy
ansioso por saber cómo serían las cosas, cómo manejarlo. Todo era demasiado
nuevo para todos. Al principio fue muy difícil (…) No hay barrera que él [una
persona autista] no pueda alcanzar. Si le ayudan y tiene a alguien que le crea,
él puede cambiar el mundo. Honestamente, creo que eso es lo que el mundo
necesita: Más personas como nosotros. Más personas que creen en las personas,
que les hacen creer que el mundo, a pesar de ser gigante, se vuelve pequeño por
la cantidad de personas que te ayudarán a lo largo de la vida. Si tienes eso,
creo que puedes hacerlo todo”
Ahora solo les queda realizar el examen del Colegio de Abogados de Brasil. Ambos perdieron el miedo y confían en sus habilidades para mostrarles al mundo de lo que son capaces.
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