Se jubiló, vendió sus muebles, rentó su casa y tomó una mochila para cumplir su sueño: viajar por el mundo. Una abuela de 60 años ha recorrido más de 40 países y es un ejemplo para muchas mujeres.
“Después de criar a tres hijos, donar sangre, sudor y lágrimas por un trabajo estresante y mal remunerado decidí darme placer y alegría”, escribió en una red social la abuela Josefa.
Decidió vivir en un mundo de libertad
Se llama Josefa Feitosa y por muchos años trabajó en el sistema penitenciario de Brasil.
El trabajo con reclusos quizá le hizo valorar la libertad de una forma muy especial.
Cuando llegó el momento de jubilarse la decisión no le fue difícil: decidió emprender su sueño para ver el mundo.
La decisión en un principio no fue bien recibida por sus hijos quienes pensaban que una vez que se jubilara, ella cuidaría de sus nietos. Los planes de Josefa estaban listos:
¿Por qué debería dedicar más tiempo a otras personas que sus sueños?
Ya había trabajado a lo largo de una vida y quería disfrutarla.
Lleva más de 40 países recorridos
El idioma no fue un problema ya que aprendió a comunicarse de la mejor manera en lugares tan remotos como Vietnam o la India.
La experiencia que tenía tratando con personas como trabajadora social del
sistema penitenciario le dio las herramientas para salir avante de muchas situaciones.
Josefa se define como una mujer libre y sabe que sus pertenencias más valiosas caben en una mochila.
“Mi cabeza era una basura biográfica de los demás”, recuerda sobre su trabajo de escuchar denuncias y apoyar a los internos, las familias y el personal penitenciario.
“Bromeo y digo que decidí condenarme a la libertad y escribir mi propia historia”,
comentó en una entrevista.
Una vida viajando
Cada vez son más las personas que deciden emprender un camino a la libertad sin importar lo que digan los demás, rompiendo los paradigmas.
Aunque ha sido difícil, Josefa es una inspiración para muchas personas ya que lleva recorridos más de 40 países entre Europa, África, Asia y América.
Ahora sigue compartiendo sus aventuras en sus redes sociales y aún recuerda algunos de sus encuentros al darles a sus hijos la noticia de su partida:
“Lo habitual es que los niños se vayan de casa y los padres acaben con el síndrome del nido vacío. Conmigo fue todo lo contrario.
Pero veo que se ha reinventado: había sido madre toda su vida, pero Decidió ser otra cosa” comentó la hija en una entrevista.
¿Y cómo lo hace?
“El secreto es creer en la gente. La gente no es mala.
Si no te fías de ella, de nada sirve salir sola”, aconseja.
Ahorró más de 8 años planeando su retiro, con el dinero de su pensión y en algún momento la renta de su casa pudo mantener la vida viajando.
Tuvo que recortar todo lo que fueran lujos, evitando comprar ropa, salir los fines de semana, gastaba realmente en lo esencial.
La realidad de viajar es más fuerte que gastar el dinero en cosas que no necesitamos y Josefa lo sabe. Quien ha viajado ha experimentado la necesidad de ver más, saber más, descubrir más.
Y la mejor forma de hacerlo es ajustarse a un presupuesto para cumplir sus sueños.
Uno de sus consejos más importantes es “acostumbrarse e investigar el valor de las cosas al país que llegas”. Y Josefa lo sabe bien.
El tener la oportunidad de viajar involucra investigar, por que ya no se es un turista, es el camino para ser un viajero.
¿Y ahora dónde está?
Ha acampado en desiertos, ha sido acosada en el metro, ha encontrado amigos en distintas partes del mundo. Todos esos momentos le han dejado una marca y es una forma de experimentar la vida. Después de trabajar tantos años para los demás hoy se dedica tiempo para si misma.
Es un punto en el que ha decidido ser ella.
Con la situación actual, volvió a su país y decidió viajar conociendo Brasil; esto le da la oportunidad de redescubrir su familia y sus raíces.
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